Nuestra tercera película camino a los Óscar ya se hizo un huequito en este blog el día de su estreno en cines, pero no por ello deja de merecerse su propia entrada esta semana. ¿Habéis adivinado cuál es? ¿Y si os digo que es de Disney y va de princesas y de ranas? Pues claro, hablamos de:
Para aquellos/as despistados/as que todavía no la hayais visto, la última película de Disney nos trae la bien conocida historia de la princesa y la rana, a la que tiene que besar para que se convierta en un apuesto príncipe, pero esta vez en un musical ambientado en Nueva Orleans y que se mueve, como no podía ser de otra manera, a ritmo de jazz!
Esta es una vuelta a sus orígenes, a sus películas de animación clásica con grandes personajes carismáticos y números musicales inolvidables, donde Disney no se deja llevar por el tan de moda 3D y la animación digital. Sin embargo, y a pesar de ser una clásica historia de principes y princesas, sí que hay alguna innovación argumental, ya que no en la técnica, como el hecho de que nuestra protagonista sea de clase humilde y afroamericana (será el "Efecto Obama"?).
En mi opinión personal, esta película es también un homenaje a Nueva Orleans, a la ciudad y a sus gentes, pues no hay que olvidar que una película de animación tarda varios años en rodarse y si nos remontamos un par de ellos en el tiempo, nos encontramos con el huracán Katrina y sus terribles consecuencias. Bien por Disney que nos ha recordado lo maravillosa que es esta ciudad!
Si un día un sapo te pidiera que le besaras para convertirse en príncipe, ¿lo harías? Yo no lo tengo muy claro, pero el cuento nos dice que sí, que así romperás el hechizo de una malvada bruja y se convertirá en tu amor verdadero, y además de sangre real! Ante semejantes antecedentes, Tiana, una chica humilde de Nueva Orleans que sueña con abrir su propio restaurante, acepta la oferta que le propone el sapo, aunque las consecuencias no serán las esperadas... Esta vez el hechizo funciona a la inversa y Tiana es convertida en rana ella también.
Así, el sapo, que en realidad sí que era un príncipe, de nombre Naveen y llegado a la ciudad por su pasión por el jazz, y Tiana emprenderán un viaje juntos por los pantanos para tratar de recuperar su forma humana. Por el camino conocerán a Louis, un cocodrilo con mucho ritmo, y Ray, una alocada luciernaga, que les ayudarán en su aventura. Pero como en todo cuento siempre hay un malo, que en este caso es el Dr. Facilier, el brujo que hechizó a Naveen y que no les va a poner las cosas nada fáciles. ¿Lograrán Tiana y Naveen encontrar a la Reina de los Pantanos para que los libere de vivir para siempre como ranas?
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