26Cuanto estoy tardando en comentar esta preciosidad de libro!! Hace ya un par de semanas que lo tengo y quería presentároslo, pero me hubiera gustado releerlo antes de hacerlo!! No voy a esperar más, no os lo merecéis...
Los Diarios de Adán y Eva, de Libros del Zorro Rojo
No sabéis la suerte que tenemos de que Adán y Eva se decidieran, ya por aquellos tiempos, a escribir un diario, y más de que éste se conservara, aunque no entero, y llegara hasta las manos del mismísimo Mark Twain, padre de la literatura americana contemporánea! Confieso que es el primer libro de este gran autor que leo, aunque Las Aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn están deseando que termine ya con Miss Isabel Archer (Portrait of a Lady) para que las desempolve y las saque a pasear por el metro de Madrid, aunque es posible que cambie de edición, ya os contaré ;)
Recientemente publicado por Libros del Zorro Rojo, Los Diarios de Adán y Eva componen una delicada fábula sobre cómo debieron ser aquellos primeros días en el Paraíso, el verdadero comienzo de nuestra historia. Mark Twain nos da una visión muy diferente sobre los personajes y situaciones que allí sucedieron, mucho más íntima y cargada de complicidad con el lector, en la que el humor está también muy presente y con la que, desde luego, logrará sorprendernos!
Tras unos primeros momentos de desconocimiento y desconfianza, veremos como la complicidad empieza a surgir también entre nuestros protagonistas. Sin caer en tópicos ni estereótipos, sí que podemos apreciar aquellos rasgos que generalmente se atribuyen a ambos sexos, más aún teniendo en cuenta que es un libro escrito en el siglo XIX. La inocencia que observamos en Adán y Eva, la curiosidad de ésta y el aparente desinterés de Adán por ella y por cambiar lo que le rodea, son distintos puntos de vista de quien se enfrenta al mundo por primera vez. Sin embargo, y a pesar de sus diferencias, ambos encontrarán en el otro el mejor acompañante que podrían haber deseado.
Además de disfrutar de la maravillosa imaginación de Mark Twain, esta edición cuenta con unas ilustraciones muy especiales, ya que están realizadas por el mítico ilustrador Francisco Jiménez. En esta ocasión, "mítico" es un adjetivo más que apropiado, ya que este artista, ganador, entre otros, del Premio Nacional de Ilustración en 1986 y 1992, abandonó el mundo de la ilustración hace más de 20 años y se recluyó en un monasterio, desde donde fundó una agrupación socioeducativa dedicada a promover el trabajo artístico entre niños y adolescentes. En Los Diarios de Adán y Eva rompe un largo silencio para representar unos personajes a medio camino entre el Paraíso y la burguesía del siglo XIX, aparentemente simples pero tremendamente detallistas, para los que sólo se ha servido de un lápiz y un papel. Perfectas acompañantes del texto, son sin duda la obra de un genial autor, capaz de transmitir con la delicadeza de sus imágenes toda la personalidad de los protagonistas.
Gracias a la generosidad de la editorial, disponemos de unas ilustraciones y unos fragmentos de este fantástico libro:
Del diario de Adán:
Esta nueva criatura de pelo largo se entromete bastante. Siempre está merodeando y me sigue a todas partes. Eso no me gusta; no estoy habituado a la compañía. Preferiría que se quedara con los otros animales. Hoy está nublado, hay viento del este; creo que tendremos lluvia… ¿Tendremos? ¿Nosotros? ¿De dónde saqué esta palabra…? Ahora lo recuerdo: la usa la nueva criatura.
Esta nueva criatura de pelo largo se entromete bastante. Siempre está merodeando y me sigue a todas partes. Eso no me gusta; no estoy habituado a la compañía. Preferiría que se quedara con los otros animales. Hoy está nublado, hay viento del este; creo que tendremos lluvia… ¿Tendremos? ¿Nosotros? ¿De dónde saqué esta palabra…? Ahora lo recuerdo: la usa la nueva criatura.
Del diario de Eva:
Toda la semana lo seguí y traté de entablar relaciones con él. Yo soy la que tuvo que hablar, porque él es tímido, pero no me importa. Parecía complacido de tenerme alrededor, y usé el sociable «nosotros» varias veces, porque él parecía halagado de verse incluido.
Toda la semana lo seguí y traté de entablar relaciones con él. Yo soy la que tuvo que hablar, porque él es tímido, pero no me importa. Parecía complacido de tenerme alrededor, y usé el sociable «nosotros» varias veces, porque él parecía halagado de verse incluido.
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